jueves, 16 de octubre de 2014

Cuando un amor sale de tu vida...

Cuando un amor sale de tu vida debería hacerlo por la puerta grande, es decir, abandonar tu espacio con mucho alboroto, nada de menudencias, que suene, que se sepa que se aleja. Escribir en el aire los delirios, maldecir, sentir lo que pudo ser y no fue, arroparnos en unas cuantas cebadas, guiñar el ojo con deseo carnal y fomentar el desarropo, o la soledad, como quieras llamarlo.
Desnudarte, abrir una botella de vino blanco, poner esa canción que te hace sentir tan bien, servirte una copa de vino, bailar descalza, recordar que estás donde estás porque él se marchó, olvidar los malos ratos, quedarte con los buenos, suspirar y sonreír.

Cuando alguien decide dejar tu historia, no le impidas salir, el tiempo que pierdes en esforzarte es el que precisas para seguir conduciendo en este viaje vital. Todo se recoloca, todo vuelve a su lugar, lo importante es que el estruendo de su partida sea silencio, y avanzar, poco a poco.

Cuando un amor sale de tu vida hay miles de mariposas que añoran volver a ti. 

La historia se repite, ya sabes cómo enfrentarte, canta, inventa una aventura, escríbela… bueno, eso déjamelo a mí que no se me da mal.


 

No hay comentarios: