2020 con los cinco sentidos...

El 2020 es un año que muchos quisiéramos borrar, o por lo menos dormir y despertar cuando la pesadilla haya acabado, pero siguiendo la costumbre de dar los cinco sentidos al año que se va, estos son los de 2020:

OLOR: al gel con el que me limpio las manos a cada rato

SABOR: a mermelada, de ciruela, de zanahoria, de kiwi…

IMAGEN: el vacío, las ciudades vacías

TACTO: mi nueva novela, Max Nardy

OIDO: “You” de Selah Sue 

Un año después...

Shoda, gracias por hacer que viviera una de las experiencias más intensas e inolvidables de mi vida.

Hoy hace un año de aquella noche en la que trajiste al mundo a cuatro preciosos cachorros. Aún recuerdo la tarde anterior. El hombre de azul, me comentó que cuando llegara el momento te notaría rara, y así fue. Eran las cuatro de la madrugada cuando me avisaste, llegaba Pipper. Dos horas después apareció Ron, cuyo tamaño era dos veces Pipper. Veinte minutos después apareció Pipo. Y aunque en la eco aparecían tres, a las ocho menos veinte, Niña llegó al mundo para guerrear con sus hermanos.

Tengo suerte, tengo a Shoda, la mejor compañera de vida que nunca imaginé. Y tengo la suerte de poder ver cómo crecen los cachorros.

A día de hoy, Whisky sigue siendo el padre de las criaturas y su mejor amigo.

Sin embargo, da muchos paseos con Pipo, que es tan cariñoso como cuando era pequeño. Sé que Pipper es el más menudo y bastante travieso, que le gusta jugar y subirse a la hamaca de la abuela. Niña es rebelde, ya lo demostró al llegar a este mundo, y no deja que nadie, incluido su amigo Nero, la controle, ella es así. Y Ron, es el hippy, vive en el campo y es un disfrutón.

Un año después, y con todo lo que esta pandemia nos ha traído, aquí seguimos, compartiendo momentos, risas y fotos…

Gracias, Shoda por todo lo que me haces sentir y vivir.

Cinco minutos...

Cinco minutos llevo mirándote. Observando cómo te revuelves y sacudes tus orejas, cómo lanzas la pelota y te disparas hacia la habitación y vuelves, rauda, viva y feliz, sobre todo feliz.

Cinco minutos que me dan tanta vida. 

Parece que fue ayer...

Parece que fue ayer y sin embargo es hoy.

Nada ha cambiado entre nosotros, incluso pensaría que somos aún más humanos y que estamos más vivos.

Seguimos la misma nota, esa que se desliza por mitad del pentagrama, esa que me recuerda a aquella noche.

Imaginamos y crecemos a base de sueños, de los que despiertan de madrugada y nos vuelve apasionados.

Bebemos al borde de la copa y saltamos al vacío sin paracaídas.

Amamos y vivimos, sobre todo eso.

Rebelde, me llamaste...

Rebelde, me llamaste, y ninguna de las acepciones de la RAE me define.
No opongo resistencia, más bien fluyo con ella.
Tampoco falto a la obediencia debida, al contrario me dejo llevar cual sumisa cuando la conduzco.
Esta mañana obvié contártelo, a veces me contengo en las sorpresas… parece que sí me resisto. ¡Qué curioso! Incluso podría infringir alguna de tus normas y desatarme, sin embargo he decidido tatuarme aquello que me hace vibrar: el viento en la cara, el olor a lluvia y tierra mojada, el ronroneo en mi cuerpo, el latir de mi corazón al acelerarla, la magia de la primera vez siempre que me subo a ella, las mariposas en mi estómago cuando noto el sol en mi cara, un sueño hecho realidad. Y sí, puede que yo no sea una rebelde, pero ella sí lo es. 

(a mi Honda Rebel)