No es fácil avanzar entre la niebla, pero nunca había saboreado tanto los vocablos.
Ese pronombre por lo que alcanza, penetra en lo más profundo y se diluye; el verbo, con su acción y su requerimiento, su estado y su carencia; y ese vocativo, tan tuyo y tan mío, tan de ayer y tan actual.
Viceversa, y yo a ti, y no se me ocurre nada nuevo que contarte hoy.