(Lo cierto es que poco importa la
cantidad si la última mirada, el último abrazo, o el postrero beso duelen como
si una soledad no elegida se viniera a vivir contigo)
¿Cuántas palabras caben en un reencuentro?
Tantas como una sonrisa cuando aparezco
vestida de entretarde y vago por tus
pensamientos.
Son vulgares las palabras que se lanzan
sin anclaje, son rudas, obtusas y sin remangarse las esquinas. Las tuyas nacen
vivas desde la punta de los dedos y recorren mis curvas, desde las más lumínica
hasta la decorosa trasnochadora, evitan las esquinas y se aceleran en los
labios, arrancan los preciosismos y las entretelas y van directas al verano de
mis deseos, allá donde el calor adormece mis letras sobre la arena, construyendo
castillos de apetitos y de ternuras.
Son las tuyas palabras que se recuerdan a
lo largo de las vocales y las consonantes, son crepúsculos átonos sobre mi
piel.
Se
me ocurren tantas cosas a lo largo de las horas, interpreto cada tic-tac del
reloj como una alegoría a la espera. Te espero, llegarás en punto, en ese coche
rojo que decidiste adquirir tras conocernos. Me encantó, siempre me han apasionado
los coches clásicos y el color escarlata.
Vendrás,
quizá te hayas puesto los jeans que tanto me gustan y la camiseta añil que está
tan desgastada, me harás una perdida y yo bajaré. Me habré vestido lo más cómoda
posible y al mismo tiempo sexy, ya me conoces. Las gafas de sol para evitar que
veas cómo me brillan los ojos al verte, y el bolso a juego con las sandalias.
Me besarás y yo te besaré, será tan natural como la primera vez, un suave roce
que no admite devoluciones. Nos acercaremos a ese chiringuito de la playa, te
atreverás a pedirme un baile, sonreiré, sabes que eso me hace tanto bien. Quizá
pongan alguna canción de Jamiroquaid, por ejemplo “Love Foolosophy”. Aceptaré
tu petición, pedirás dos birras en el bar y bajaremos a la playa.
Estará
atardeciendo, me arroparás entre tus brazos, brindaremos por la vida, por nosotros,
te salpicaré, correrás detrás de mí, saltaré en tus brazos, caerás al suelo. Nos
besaremos…