Sería hermoso descubrirnos
sin más. Encontrarnos sin querer y saborearnos. Escucharnos en silencio y con
los ojos cerrados. Oírnos con la naturalidad de aquellos que se sienten
engarzados al estar juntos.
Seamos piezas de un
mecano, música y oído, manos y abrazos, labios y besos, amantes y, sobre todo,
amigos.
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