Y al
llegar la tarde regresas y, como cada atardecida, me encuentras desconectada
jugando con las palabras, me cubres los ojos y me besas en el cuello, siento tu
perfume y el calor de tus manos en mi pecho, me quitas los auriculares, me
desnudas y me envuelves en tu abrazo.
No
sé si todo lo que empieza tiene un final, si algún día dejaré de madrugar a tu
espalda, si el café me sabrá a quemado, si ese tema me retumbará hasta volverme
sorda, si habrá un último atardecer para nosotros. Yo solo me dejo llevar,
atardece un día más mientras escribo, estás a punto de llegar, regresarás a mi
piel y yo a tu boca, hay melodías que no cambian a pesar de la música y de la
letra.
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