jueves, 22 de octubre de 2015

Estoy insoportable...

Estoy insoportable, del verbo insoportar, ya, ya, lo sé, no existe, pero ya te he comentado que estoy inaguantable, así que te toca soportarme, cariño, con todos mis complejos.
De cualquier forma es fácil, hoy ni estoy, arreglaré la ensalada con sal marina y vinagre de Modena, abanicaré las palabras para que no suenen demasiado irritantes, me tropezaré contigo en la cocina con curiosidad, te escucharé relatarme tu jornada mientras deshago mis nudos, me preguntarás como cada vez que me hallo así, por qué resulto tan irresistible en pijama, con el pelo empapado y ese gesto confuso.
Me arroparé en el sofá bajo la manta y esperaré que pase el temporal. A fuerza me vas conociendo, menos mal, me sirves un té con mucho limón y enciendes el estéreo, te acercas y me abrazas.
Si en ocasiones estoy así creo que es porque añoro tus abrazos con nocturnidad y alevosía.

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