viernes, 11 de septiembre de 2015

Me encantas...



Acabo de darme cuenta de que no te he comentado que me encantas, perdona, tengo la cabeza loca de inventarios, ya me conoces. Sin embargo no quiero que se me pase hoy, será que septiembre se estrena extrovertido, y yo no aspiro a menos. Me enloqueces, de esa forma que solo los que sienten por debajo de la piel conocen, con la mirada velada y los silencios en morse. Te lo comento para que mañana cuando despiertes comprendas por qué sigo durmiendo a tu lado, no es solo por la calidez de tus manos, ni la volcánica amanecida nocturna con la que navegamos cada noche, si estoy es porque me encantas, sin más. Respetas mis ausencias, mis espacios intermitentes, conoces de esa manía de estornudar a medianoche, de descalzarme al llegar a casa, de desconectar durante el atardecer para escribir de nosotros. Entiendes que si estoy es porque no deseo otra cosa que hallarme donde estoy. Y a mí eso me llena. 

Estoy pensando que tal vez sería conveniente que tú terminaras esto: “Y todo puede devenir”, comentan los eruditos de Eolo.

No hay comentarios: