sábado, 10 de octubre de 2015

Ni puentes ni acueductos...




Ni puentes ni acueductos, tres días para nosotros dos. Almacenaremos en la despensa viandas y bebida, encenderemos la chimenea, en el exterior el viento gélido de la montaña y frente al ventanal el inmenso azul.
Amanecer con apetito y hacer el amor sin límites, sin horas y con pasión. Me apetece algo de picar, me incorporo y voy directa a la nevera, un zumo y frutas variadas, desnudos nos sentamos en el suelo del salón frente al crepitar del fuego. Hablamos sin perder la madeja de las conversaciones, podríamos estar horas y horas comunicándonos, sobre y bajo las mantas, y esto no es magia ni se trata de un amor idílico, es cuestión de encajar y nosotros lo llevamos a cabo de forma perfecta.
Y hay instantes en los que nos desvanecemos entre la niebla, recorremos caminos inhóspitos por separado en silencio, ese que no duele, y podríamos permanecer así horas, y, repito, no se trata de amor perfecto, se trata de encajar, encajar con respeto.
Alcanzaremos el atardecer sin hábitos, piel sobre piel y algo de música, me habrás recordado porque estamos juntos, habrás renovado tus votos, y finalmente almorzaremos comprometidos con la madrugada, con la oscuridad y con el nuevo amanecer.

No hay comentarios: