domingo, 5 de noviembre de 2017

Cada vez me lo pones más enrevesado...

Cada vez me lo pones más enrevesado, pretendes que adivine qué deseas sin que nos hayamos visto en todo el día. Tres guasaps y un emoticono. Los estuve releyendo por si entre tus palabras dejabas algo que entrever, nada, si hubiera sido detective quizá hubiera pillado tu mensaje, pero soy sosegada, ya sabes que no estornudo antes de las once. Decidí entonces dedicarte uno de mis microrrelatos, saqué la libreta de crípticos mensajes y elaboré uno con todas tus señales: aquel silencio en nuestra primera cita al concluir la ensalada de canónigos, ese roce imprevisto en la cocina mientras abrías una botella de vino en el segundo encuentro, tu mirada húmeda la noche del estreno, mis labios silenciados por los tuyos, las conversaciones hasta altas horas de la noche a contrarreloj, mi imaginación, tu soledad, la magia del paso de los días, las ganas de más.  

Hoy estás incluso más interesante que ayer, te observo por encima de la pantalla del ordenador al tiempo que concluyo este escrito, pestañeas y sonríes, te respondo tácitamente con mi mirada, tal vez mañana te cuente que cuando me falta la inspiración te uso para armar un esquema de nocturnos, sin plagiar a Chopin. Puede que incluso me atreva a comentarte que hace días que te amo con locura.

 

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