Hay una guitarra trasteando en mi alcoba, hay notas
que desconocen dónde se hallan, eres el amante rebuscado, la emoción con
remitente, una bienvenida abrazada a un atardecer.
Si me soltaras entre las
cuerdas latiguearía todo lo que me distingue del ayer y del mañana. No me
provoques, soy este instante, regado de pentagramas, de acordes y de “acuérdate
de cómo me llamo”.
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