(Marisa Hernández)
Aún recordaba la última vez
que se encontraron en aquel garito de película. Él le había enviado una
invitación con instrucciones para llegar al lugar, “si sigues todos los pasos
te prometo ser tu guía en esta aventura”. Ella desconfiaba, nunca había tenido
suerte en el amor. Más accedió. Aquella tarde fue especial, como todas las
primeras citas, las mariposas sorteaban obstáculos y lanzaban besos al aire,
las emociones se notaban en la piel, los deseos se aferraban a los ojos. Todo parecía
ir demasiado rápido. Él le pidió un baile, ella bajó la mirada y accedió. El supo
que aquello tenía nombre de bolero y ella, amaneció bajo sus abrazos.
De aquello solo quedan
cenizas y un recuerdo saturado de temores.
Mañana todo será ya lejano.
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