Hay nudos que no dicen
nada y nudos que lo dicen todo. Entrelazo mis dedos entre tus pies, adoro la
forma con la que me abrazas incluso cuando no tengo frio. Me tomas las manos
atando al hacerlo un hilo invisible que nos funde sin estrangularnos.
El lecho se convierte en un
juego de niños, un cordel con el que los arranques nos trasladan a una playa
desierta. Llevo un pañuelo ceñido a la cintura con un lazo de esos que resultan
rabos de lagartijas, paseo descalza sobre la arena de la playa, está caliente,
llegas desde la orilla, húmedo e intenso. El cordón de tu bañador juega con los
míos hasta que se desatan.
Hablo de esos nudos que no
saben de ataduras.
(Foto de Sergio Nuñez)
1 comentario:
¿Dónde encuentras estas fotos tan adecuadas y tan preciosas para cada microrrelato? Solo tú.
Me encanta, y siempre tan dulces y tiernos...
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