Hubo una época en la que te perdías entre
mis curvas, arriesgabas en cada una sin miedo a volcar, tomabas la derecha y
luego la izquierda, acelerabas, el ralentí a tope y al final de la carrera,
frenabas con suavidad, siempre mirándome a los ojos, agarrado a un volante
inquieto, besándome como si aún siguiéramos corriendo.
1 comentario:
¡Que precioso! Me parece una proeza
como juegas con las palabras y el resultado tan maravilloso que consigues.Cada día me sorprendes más.Felicidades.
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