Todos merecemos una pizca de felicidad, mezclémosla con lo que queramos, salteémosla con las esencias más livianas o los alcoholes más intensos, dejémosla reposar, centremos las manos en las caricias, toquémosla por un instante, abrámosle las ventanas, saltemos y brinquemos.
La felicidad se esconde en cuerpos
incandescentes, en lágrimas saladas, en armaduras y en zapatos de suela
desgastada, a veces aparece en pequeñas dosis, nos embriaga, nos acelera el
pulso, nos ciega, nos impresiona, nos adormece, nos besa y al despertar,
hallamos su sonrisa en el espejo.
1 comentario:
¿Cómo se te ocurre ese torbellino de palabras cada cual más divina? Te lo digo muchas veces, pero me parece increíble.Felicidadeeeees por ese don o lo que sea.¡Que envidia me das!Besitos mi amor.
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