Hacer el balance del año: recuperar
aquellos recuerdos que descansan ya, removerlos, acelerárseme el pulso al
pensar en ti, sacar las fotos del grupo, verte de nuevo, darme cuenta de que ya
no estás, derramar cerveza sobre la mesa del salón al escuchar la puerta.
Cerrar de golpe el álbum, ponerlo debajo de un cojín, quedarme mirando la tele
como si lo que pusieran fuera lo más interesante del mundo, escucharte susurrar
que me deseas, mirarte, cerrar los ojos, besarte con la intensidad del que
lleva un día en alta mar y regresa a puerto. Sentirte cerca acariciarme el
rostro, notar que he llorado, interrogarme con la mirada, levantarme,
enmudecer, recoger la cerveza derramada mientras busco una excusa, “la Navidad”, quedarte
pensando en mis palabras, sonreírme.
Darme una ducha, rememorar la última vez
que te vi, cantar bajito nuestra canción, caer en el anonimato, volver a
llorar, presionar con la alcachofa de la ducha mi cabeza, inspirar para
ahogarme, escucharte entrar en el baño, salir goteando de la bañera, besarme,
ponerme el pijama. Contar los días que quedan para que acabe el año, presentir
que te dejé escapar antes de tenerte. Reflexionar sobre lo vivido, descalzarme
e imaginar que estoy allí, chapotear en un mar imaginario, bailar a oscuras,
acostarme en la cama.
Despertar de un sueño yaciendo sobre la
arena azabache de una isla, escuchar el sonido del mar, sentir el calor que
mana desde abajo, abrir los ojos, mirar la fecha del calendario...,
sonreír, todo vuelve a empezar.
2 comentarios:
Un fantástico balance, tu imaginación no tiene límites.Es
DIVINO.¡FELICIDADES!
Me encanta glo!!!
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