Ya habían pasado cuatro meses de nuestro
primer beso. Nos veíamos los fines de semana y algunos miércoles que tú acababas
antes de trabajar. Seguía sintiendo mariposas al verte. Pasábamos las tardes
hablando de nosotros y de la astrología, una afición en común que descubrimos
con la primera cerveza.
Aquella tarde
te confesé que tenía un sueño, subir al Teide para ver las estrellas, y
recogerme allí hasta el amanecer. Desperezarme viendo el sol romper el cielo, y
ya en su cenit, echar a volar, y caer, lentamente hasta llegar al
mar.
1 comentario:
Otra vez Canarias, deberías "sacar pelas" por la publicidad, los paisanos estarán muy contentos contigo.
muy romántico .Besitos
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