Exorcicemos vivencias, recuerdos,
cambiémosles la ropa, demos la vuelta a los calcetines y hagamos el amor, antes
de que sea tarde.
Cerremos las ventanas tras abrirlas,
dejemos que salgan los días marcados del calendario, arrojemos las licencias y
los comentarios cerrados y hagamos el amor antes de que anochezca.
Sintamos la necesidad de alterar el curso
de la vida, seamos críticos con nosotros, riamos, lloremos, escuchemos el
sonido de un saxo y hagamos el amor, de nuevo, con gozo y nostalgia, porque ya
queda menos.
Y para concluir abramos el grifo,
llenemos la bañera de palabras, de hábitos, de trapos, de objetos que aún
duelen al recordar y ahoguémoslos, y mientras, hagamos el amor, esta vez con
pasión, mientras en la alcoba suena Kurt Elling. Ahora ya sí.
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