"Hasta
hoy no había hablado del tema, no sé si por miedo a que la magia del instante
se evadiera entre mis palabras o porque quiero guardármelo para mis días grises,
mas su presencia impone.
Era
un maravilloso día, como dice la canción, no llovía ni había demasiados coches
en el trayecto de ida. Era mi primera vez, y estas siempre resultan íntimas,
sorprendentes, llenas de ilusión, unas veces duelen y otras…encantan. Llegábamos
sobre dos ruedas y al alcanzar el valle de la Esperanza, el impacto, allí
estaba él, sobreprotegido por algunas nubes que decoraban el mirador. El resto
del recorrido olía a eucaliptos, a pino, a un otoño que estaba aterrizando;
crepitaban las hojas al aplastarlas, y el viento dirigía una orquesta de
sonidos. Llegué a él sin aliento, tenía dificultades para respirar, observaba
su enorme fuerza, sus vértices ágiles, recorrí con la mirada cada una de sus
ángulos, inspiré con lentitud acompañada de una sonrisa, retomé la conversación
de silencios contigo.
Hay
instantes en la vida que cuesta explicar, hay paisajes que nos dejan sin
palabras, pero también hay situaciones que merecen la pena transmitir, esta es
una de ellas".
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