jueves, 26 de febrero de 2015

Tardé en darme cuenta...

 
Tardé en darme cuenta de que lo que había alcanzado hasta este momento era lo único que había estado deseando toda la vida. Y me di cuenta al salir de casa. Frente a mí, el Padre Teide, alzándose entre nubes vespertinas, el sol acicalaba la terraza, en la mesa un café solo y una margarita blanca, en el estéreo sonaba “Leave the light on”, no era nuestra canción pero podría haberlo sido. Me asomé buscándote, ni rastro, me senté inquieta, no era un día especial, ni teníamos nada que celebrar, hacia tiempo que olvidamos los cumpleaños y tan solo disfrutábamos del día.
Me tomé el café al tiempo que concluía la canción. En esto rompió el silencio una de los “Guns and roses”, sonreí, así es como se empezaban las mañanas, a ritmo de rock. Me cansé de esperar y me acerqué a la barandilla del mirador, abajo estaba la moto, y dos cascos sobre el asiento. “¿Te vienes?”, me di la vuelta, estabas en la puerta mirándome con deseo.
Aquel día recorrimos la isla a bordo de dos ruedas, salimos al amanecer y regresamos al atardecer. Y es que no necesito nada mas que compartir aquello que me hace feliz contigo, poco importan los horarios, si es ayer, hoy o mañana, lo importante, lo realmente importante es levantarse cada mañana y decidir que ese día será único y especial.

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