La otra noche
intenté recordarte, cada gesto, cada rasgo de tu rostro, intenté pensar en las
primeras dos palabras que me dijiste: “el cielo y el sur”. Cerré los ojos y
besé la comisura de tus labios saboreando la nostalgia de lo que tuvimos. Un
pasado anclado como férreas montañas y un sueño, ese que vaga entre las nubes,
y un presente, esa instantánea, algunas palabras y una sonrisa.
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