Nunca te he dicho esto.
Las margaritas blancas adornan los desayunos en esta mañana de primavera.
Creo que te quiero, a segundos.
NUestra comunicación son silencios acorchados que saben a sal.
Ayer hoy siempre tuya, desde hace cinco años.
Ya queda menos para verte.
Este fin de semana estuve tentada a llamarte mas soy como soy, y la idea de perderte no entra en mis planes. Hacía una tarde de sábado intensa, fresca. Algo escribí pensando en tu esencia, tu húmeda presencia, esa que me envuelve y me ahoga.
En esto llamaron por teléfono. Sin destinatario.
Me recosté en el sofá y miré a techo. Con la luz apagada las sombras de luz parecían terciopelo azul.
Me recuerdan a ti.
Y es que creo que te quiero.
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