jueves, 26 de octubre de 2017

Siempre duermo junto a la ventana...

Siempre duermo junto a la ventana, del lado de la cama que me arropa. Los días que amaneces antes que yo, dejas a mi espalda un vacio gélido.  Son los menos, menos mal, los más son los que jugamos a ver quién aguanta más tiempo sin rozarse, siempre pierdo yo, adoro como se me eriza el vello al sentirte bajo las sábanas. Me incorporo y camino descalza hacia la cafetera. Hoy me toca echarte de menos hasta la noche, a ti desearme con locura todo el día.
Y no es por la lencería de satén que me pongo para desayunar, ni por la húmeda tibieza con la que salgo de la ducha y te beso mientras lees la prensa, no es por eso. Son formas de expresión que ponen freno a la rutina, que procesamos, experimentamos y demostramos, así amamos nosotros.


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