Hoy me he quedado pensando en la profundidad de una
cicatriz, en lo que enseña y, sobre todo, en lo que esconde. Según el
diccionario, una cicatriz es una señal que queda impronta sobre la piel como
consecuencia de una herida. La ventaja de estas es que se pueden ocultar con
maquillaje; sin embargo hay otras, las que residen en el alma, las que han
amado y se han llorado, y con el paso del tiempo se han sosegado (ignoro la
amplitudque el verbo sosegar adquiere en
estos casos). A estas últimas no hay cosmético ni afeite que las cubra, estas no
hay qué ni quién las borre, podrían mínimamente transformarse, podrían incluso
repetirse y abrirse, y si lo piensas bien, esa marca es una de las muchas que
conforman nuestro mapa personal, esas huellas nos han hecho quienes somos.
Esas huellas me convierten en lo que soy ahora, y esto nunca no voy a renunciar.
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