Llevo noches durmiendo a horas,
incluso de hora en hora. A ti te pasa lo mismo, me comentas al despertar. Te
acaricio el rostro, permaneces inmóvil observándome, perfilas mi costado desde
las caderas hasta el hombro, te detienes en el tatuaje y lo reescribes con una
sonrisa y yo brinco, tengo cosquillas. Y en ese momento tus ojos me indican el
desenlace.
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