Hoy
te merezco, eso sí, sin ropajes, lunática y emocional, podrías incluso
completar el puzle que arrastro desde que aterricé a tu lado. Hoy llevo el
sello de seguridad impreso bajo la piel, observo la caída de la tarde mientras
espero que regreses, una copa de vino y algo que contarte. El día ha sido largo
y tú sabes cómo acentuarlo en las esdrújulas, o mejor, qué cuerda rasgar si me
sobreviene la nostalgia. Hoy
estoy tomando tierra sin parapente que condicionen el aterrizaje, lo hago con
la comodidad de intuir que te hallas aquí, una ducha rápida para refrescar el
cuerpo y un vino que alimente el alma. Hoy
podría incluso aconsejarte que te perdieras por mi vida, conservo un GPS de
supervivencia para situaciones de emergencia y un laberinto de emociones para
disfrutar de cada instante.
Me
siento en el sofá a escribir un rato, tú sales a la terraza y te giras para ver
si me he fijado. Sonrío sin mirarte, completo esta historia y me descalzo a tu
lado.
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