Acaricio tu rostro, surco con mis dedos esa barba de tres días, interpreto tu sonrisa y beso tus labios. Tu gesto es lo mejor del día, juego con tus silencios y aplico palabras a la cena mientras en el estéreo suena esa melodía. Esta vez no hubo dejá vu.
Ahora que te miro, dejé de soñarte el día que desperté en tu mirada.
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