Aterrizo en la edad salvaje (SIC Aure) sin paracaídas, para qué guardar la compostura si no pretendo ya
esconderme de nada ni de nadie. A día de hoy he ido modelando mi cuerpo con
placeres tales como comer y beber, con la adrenalina del deporte, con las
mariposas de los retos, a base de savoir
faire y mejor compañía, y a mi corazón le he dado pasión, en todos los
sentidos, por la vida, por el trabajo bien hecho. Y sí, este último año ha sido
de los escalofriantes, he vibrado, he reído, he llorado, he amado intensamente,
he decidido por mí, porque al final es lo que somos, todo lo que sentimos y lo
que decidimos, lo que reímos, lloramos, compartimos, lo que queremos y amamos,
y aquello de lo que renegamos, somos todo lo que cada año, ese día hemos ido marcando
a fuego en nuestra piel.
Y no llevo dobleces ni hablo fuera de tiempo, soy
persona de palabras y de palabra, detesto la mentira, la hipocresía y incoherencia.
Y no, no soy perfecta, pero sí soy única, única e irrepetible (y menos mal,
jajaja).
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