lunes, 28 de marzo de 2016

Siempre quise ser la letra de una canción...

Siempre quise ser la letra de una canción, llegar sin preaviso a tu vida, entrar en la cocina, tomar un café y conversar de nada mientras nos decimos tanto.
Siempre quise estar en un compás, agarrarme a una cuerda de guitarra y sonar más allá del final de una canción, y recordarte.
Siempre quise formar parte de una historia nocturna y ebria, de esas que ocurren en los bares al anochecer, de esas que saben a güisqui y a humo, de aquellas que empiezan bien y si hay una buena banda sonora, acaban en un escenario.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Acompañar...

Acompañar significa estar en compañía de alguien, pero también es hallarse en una persona, existir en ella, dicho especialmente de una pasión.

Me encanta acompañarte y que me acompañes, que seamos un par de unos, una compaña de buen gusto, buenos ratos y buena conversación. Un viaje que ambos compartimos sorteando obstáculos, un periplo sin equipaje, nos sobran los atuendos y los zapatos. Tan solo necesitamos piel y tacto, tan solo una caricia y el saber que no estás solo.

jueves, 10 de marzo de 2016

¿Llegará un día en que no tengamos nada que contarnos?

¿Llegará un día en que no tengamos nada que contarnos? ¿En qué nos miremos y no nos encontremos en la mirada? ¿Qué seamos un silencio absurdo y frío en compañía? 
¿Organizaremos las tardes con desgana, evitaremos cruzarnos en la cocina, marcaremos territorio con reservas? 
Cariño, me niego a formar parte de ese desenlace, lo triste no es que se acaben las palabras sino sobrevolar sin ellas, aferrarte a algo para no quedarte solo. Recuerdo cada instante, bueno, no todos pero sí los suficientes para que cuando rememore nuestra historia me brillen los ojos y sonría sin querer. Y es cierto que hay días que no tengo miles de aventuras con las que sorprenderte, y que tú llegas cansado, momentos en los que si no fueras como eres y yo como soy habríamos avanzado hacia el agujero negro de las relaciones. Sin embargo la idea es compartirlo todo, las miradas, los despegos, los aterrizajes, los deseos, las cadencias, los nocturnos y los crepúsculos. Adoro que me llames de improviso para saber cómo me encuentro y que te mantengas a dos alientos de mi boca antes de besarme. Sé que te encanta disolver el azucarillo escuchando mi risa y que en ocasiones imaginas que sigo en tu lado de la cama.
Y si llegara el día del mutismo absurdo y de la monotonía insípida, prometo que abandonaré el barco, sin escenas ni salvavidas, no se trata de hundirnos juntos sino de sobrevivir con elegancia.


martes, 8 de marzo de 2016

Reencuentros casuales...

Reencuentros casuales que pasan por alguna razón.
Encuentros imprevistos que suceden por algo.
Camino de puntillas y me vuelvo, te miro al tiempo que me retienen tus ojos, tomas mis manos y me absorbes, formo remolinos alrededor de la pista. Coqueteo con la música, hace días que tus besos me saben a infinita locura, adoro tropezarme con tu mirada en cada movimiento, deshacerme entre tus dedos.
Concentrémonos en no perdernos la oportunidad de disfrutar de ese baile.

lunes, 7 de marzo de 2016

A la hora de la siesta...

Mantengo los hechos y las caricias como formas de expresión tácitas a la hora de la siesta. No bastan las palabras, ni las ataduras, no hay razón por la que despertarte antes de que me sobrevenga el deseo. En la televisión las noticias no dicen nada nuevo, las calles mantienen su decrépita soledad y su mutismo, y tú sigues dormitando mientras escribo. Suena jazz en el estéreo, huele a cítricos por la cocina, sensaciones que lloran por el vidrio de la botella del almuerzo, celebro que estés aquí, preferiría no echar pulsos a tus venidas, alcanzar las madrugadas entre tus piernas y suspirar por tus labios.

Te desperezas y caminas descalzo hasta el sofá, esta vez soy yo la que salto a tus brazos, me tomas y regresamos al dormitorio. Y te beso como si fuera la última vez, y te hundes en mí y todo fluye al unísono, y retomo tus labios, para que nunca te olvides de los míos.


viernes, 4 de marzo de 2016

He conocido a alguien...

He conocido a alguien, sí, te lo comento así de pronto sin vueltas ni atajos porque parece que llevas días interrogándome tácitamente al cruzarnos en el ascensor.

No me olvida al despertar y me recuerda cuando atardece. Sale goteando de la ducha y sonríe. Sabe a mar y sabe dulce. Y también sabe amar. Besa profundamente, dejando en cada roce huellas pretéritas de esas que nada ni nadie borra.