Me alejo de ti sin girarme, se agranda la
distancia mientras me invades con la imaginación. Apagas la luz del pasillo,
siento que vas acercándote, dejas caer el tirante de mi vestido hasta que este
rueda hasta suelo sorteando mi cintura, te oigo respirar cerca de mi boca, se
me acelera el pulso, me rodeas con tus brazos, dibujas figuras en mi espalda,
cierro los ojos, me besas degustando mis labios, sabor a mar, o eso dices. Alzo
mis manos y te acaricio deslizando mis dedos por las sienes hasta acercarlos a
la comisura de tus labios, te beso en la oscuridad del instante perfecto, ese
que inventamos algunas noches para que no nos invada la rutina.
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