martes, 23 de febrero de 2016

Apareces sin avisar...

Apareces sin avisar, mirándome con furia, esa que llega a lo más profundo. Te observo desnudarme sin tocarme, saboreando cada curva de mi cuerpo con la cadencia de aquel que sabe que tiene la batalla ganada. 
Me alejo de ti sin girarme, se agranda la distancia mientras me invades con la imaginación. Apagas la luz del pasillo, siento que vas acercándote, dejas caer el tirante de mi vestido hasta que este rueda hasta suelo sorteando mi cintura, te oigo respirar cerca de mi boca, se me acelera el pulso, me rodeas con tus brazos, dibujas figuras en mi espalda, cierro los ojos, me besas degustando mis labios, sabor a mar, o eso dices. Alzo mis manos y te acaricio deslizando mis dedos por las sienes hasta acercarlos a la comisura de tus labios, te beso en la oscuridad del instante perfecto, ese que inventamos algunas noches para que no nos invada la rutina.


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