domingo, 11 de octubre de 2015

Dulce magnetismo...

No veo el momento de que aparezcas. El día se ha hecho largo, excesivamente absurdo. Abro una botella de vino de las que tenemos reservadas para emergencias innovadoras, hoy es una de ellas. En el estéreo suena Stacey Kent, en la puerta unas llaves. El tirante del vestido de medianoche sin llegar a entretiempo, se desliza hacia tus manos. Me sonríes y te adelantas medio centímetro, me rodeas por la cintura e improvisas un baile nocturno en el salón. Las velas lanzan señales de humo en la terraza, invocan a la pasión. Apagas la luz y me abandonas en mitad de la sala. No me impresiona la oscuridad, lo nuestro es un dulce magnetismo. 


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