jueves, 13 de agosto de 2015

Llueve...

Llueve. Lleva un rato cayendo ininterrumpidamente la tarde a base de nostalgias, vierte sobre la piel recuerdos pretéritos, qué estúpida, ¡como si los hubiera venideros!
La humedad se apodera de mi alma mientras te espero. En el estéreo Melody Gardot y ese tema que me pides que te tararee cuando hacemos el amor.
Y ya estoy al final del día, en el horizonte el mar, su infinita calma ahora con resaca, y tú, buscando el norte, me miras confuso al tiempo que te aproximas a mi brújula, te sirvo una copa de vino y calculo los Celsius a los que ha aumentado mi cuerpo al aproximarte.
En breve seguiremos la Ley de Dalton y el higrómetro dará nuestra posición en la estancia.

Fuera sigue lloviendo.


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