domingo, 4 de mayo de 2014

Madres...


Si hay alguien a quien debo mi vida es a mi madre. Ella decidió gestarme y alimentarme durante meses, años, durante toda una vida plena de sacrificios.

Busco en el diccionario y leo sus acepciones, algunas resultan ocurrentes, otras ya son reconocidas, hay una que me entorpece la lectura, “hembra que ha parido”. No quiero parecer descortés, pero en mi opinión, madre es la mujer que un día convierte su vida en un vaivén de emociones, de gestos, de alegrías y de noches sin dormir, poco importa si ese bebé ha estado en su vientre o no, todas esas mujeres son nombradas madres y por ello debemos reconocer su labor.

Una madre desconoce a qué hora comerá, ni cuándo podrá descansar, los hijos crecen pero ella sigue unida a ellos por un cordón umbilical invisible que unas veces les acerca y otras les aleja.

Las madres incluso en la distancia resuelven logaritmos matemáticos en los que sus hijos se encuentran inmersos, les masajean los pensamientos y al cabo de los días y las noches, descansan unos minutos.



En la mesa de al lado una madre alimenta a su bebé, acaricia mientras su cabello, sonríe, me encantaría adentrarme en su mente, ordenar ese puzzle de sensaciones que en ese instante revolotean por su cabeza, ¿qué será de mayor? ¿será feliz? ¿vivirá una vida plena?... ¿me dejará dormir esta noche?

1 comentario:

aguaclara dijo...

Una descripción de "MADRE" preciosa, y un momento muy adecuado, no se te va ni una. Tu madre y tu hermana habrán echado la lágrima, seguro, no es para menos.