jueves, 26 de septiembre de 2013

All my days...



Hay barcos que están destinados  navegar miles de millas en el mar, a surcar océanos y enfrentarse a tempestades. Navíos enormes, sólidos, cortejadores con momentos compartidos sobre la cubierta, en alta mar, una copa de champán y unas fresas. Esas embarcaciones son las que se recuerdan porque saben a mucho más que una instantánea en una postal de vacaciones, esos quieren formar parte de tu vida y tú de la suya.

Sin embargo, hay otros que se resisten a embarcarse, atracados en el muelle, anclados a un pasado por miedo a hundirse en la resaca. Incluso a veces intentan achicar agua, abandonar el puerto con grandes parafernalias, lo alzan con una grúa y lo dejan descansar sobre el agua, mas tienen el viento en contra.

Yo soy de los primeros, aventurada en una expedición que solo yo conozco, imaginando historias de piratas, de buques fantasmas, de tesoros escondidos en islas desiertas. Yo salgo a navegar cada día porque sé que en el horizonte siempre estarás tú.