sábado, 3 de enero de 2009

Las vieiras, lágrimas del mar.

Me encantan las vieiras, cierto, están entre las veinte cosas que me hacen disfrutar, y desgraciadamente no las disfruto mucho, aunque obligatoria es mi cita con ellas cada año el día 1 del mes en curso. Me gustan a la manera casera de mi madre, con tomate, huevo picado, jamoncito, y al horno. Me deleito en ellas, y podría comer hasta cinco, o más...
Nunca les he escrito un poema mas han formado parte de los síntomas afrodisiacos que pudieron algun día afectarme hasta cometer hechos olvidados.
Eso sí, siempre que subo a Galicia intento pecar con ellas, saborear hasta el último momento de su esencia y regresar, llena de calma. Y es que las vieiras junto al Albariño son dos pecados que cometo siempre que el cuerpo me lo permite (los otros son inconfesables).
Y no me arrepiento.

1 comentario:

manuel_h dijo...

pues un brindis con vieiras y un feliz año!!