Nunca les he escrito un poema mas han formado parte de los síntomas afrodisiacos que pudieron algun día afectarme hasta cometer hechos olvidados.
Eso sí, siempre que subo a Galicia intento pecar con ellas, saborear hasta el último momento de su esencia y regresar, llena de calma. Y es que las vieiras junto al Albariño son dos pecados que cometo siempre que el cuerpo me lo permite (los otros son inconfesables).
Y no me arrepiento.
1 comentario:
pues un brindis con vieiras y un feliz año!!
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